Occhiali me sorprendió nada más llegar, un restaurante luminoso, con una marcada decoración tropical y una carta llena de sabores muy dispares mezclados con mucho gusto. Aparecen muchos ingredientes asiáticos en los platos pero no pierden su esencia Mediterránea, no me gusta hablar de cocina fusión porque se ha prostituido mucho ese término pero si creo que se ha hecho una estupenda incorporación de las influencias asiáticas del cocinero en una carta marcadamente Mediterránea.
Empezamos la cena con el tinto de verano de Ottica, me alegró mucho saber que aún hay sitios donde no se han olvidado que también lleva Vermut, y estaba para morirse de rico.
Lo que más me gustaría resaltar de este restaurante es su relación calidad precio, platos tremendamente elaborados y con buena materia prima a un precio muy competitivo.
Además tienen una carta aparte solo de pizzas que hacen ellos en horno de piedra y también se encargan de la elaboración de la masa por lo que su sabor es insuperable. Las pizzas van desde 9€ la más barata (pizza margarita) a 14€ la más cara (pizza con trufa y huevos de codorniz). Nosotros tuvimos la suerte de probar la pizza de burrata con aceite de albahaca y confitura de calabaza que estaba muy rica.

El primer plato que probamos fue la ensalada de Ottica que hace un guiño a su hermano mayor el exitoso restaurante «Ottica».

Después llegaron las Gyozas de pollo y verdura con panceta confitada y acompañada de una salsa hoisin de frutos rojos que estaba deliciosa y contrastaba tremendamente con el pepinillo encurtido que descansaba sobre las gyozas.

Como platos principales pude probar el ravioli de trufa con crema trufada y parmesano que es contundente y de un sabor muy delicado, la trufa se siente pero no satura.

Por último, llegó el cordero asado en su jugo con croquetas de puré de patata y almendra, me pareció súper original la forma de presentar el acompañamiento en forma de croqueta.

Y me quedé con las ganas de probar su versión del bocadillo de calamares que preparan con un Bao teñido con tinta de calamar. Sin duda será lo primero que probaré la próxima vez que vaya que será más pronto que tarde.

Y para rematar la noche llegamos a la carta de postres y se me hacía la boca agua. El camarero nos recomendó dos postres pero se pensaba que no seríamos capaces de comer los dos después de toda la cena… No sabe que yo tengo un estomago extra donde reservo espacio para el punto dulce, que en este caso fue absolutamente extraordinario.
La pizza de Nutella y galleta Oreo estaba buenísima porque la hacen en el horno de piedra y francamente no hay nada con Nutella que no esté para chuparse los dedos y más cuando te la sirven calentita…

Y por último el rey de la casa, el tiramisú de Donut. Suena a bomba y lo es, pero la mousse del tiramisú era casi efímera, desaparecía en tu boca como si fuera aire y además no llevaba nada de azúcar por lo que no me resultó empalagosa, el dulzor del postre se lo da el donut que está bañado en licor y café pero que no sabe en exceso a café y por todo eso simplemente ¡me encantó! Probablemente el mejor plato de toda la noche.

Es un restaurante puesto con mucho gusto y elegancia pero a la vez tremendamente acogedor que invita a celebraciones informales para degustar platos variados y deliciosos a un precio muy razonable.
¡Espero que os guste foodies!
Precio medio de carta: 20-30 €/persona
Página web: Occhiali Restaurante
Horario: Abierto todos los días (Ver horario en la web)
Instagram: Occhialirestaurante
Dirección: Calle/ Sánchez Pacheco 84,28002 Madrid
Teléfono: 910 415 634