El sábado 4 de Junio estuve cenando en uno de mis restaurantes favoritos con mi madre, y es que no puedo evitar sentir debilidad por Sa Pedrera d’es Pujol. Fueron los encargados del catering de mi boda y además están localizados en mi isla bonita, Menorca.

El cocinero encargado del restaurante es Daniel Mora, un joven Asturiano procedente de Avilés que en 2003 decidió abrir junto con su mujer Nuria Pendás este encantador restaurante en el caserío de Torret, cerca de Mahón. Una de las cosas que más me gusta de ellos es su respeto y exaltación por la gastronomía de la isla aprovechando siempre al máximo el producto local de Menorca.

Probablemente el plato que más les define es el Oliaigua amb figues, una sopa tradicional de sofrito menorquina que da pie al dicho que caracteriza la vida en la isla y la filosofía de Dani y Nuria en sus restaurantes: “TRANQUILITAT I OLIAIGUA”. Eso es exactamente lo que inevitablemente busco cada vez que reservo un vuelo de avión para viajar desde Madrid a mi pequeño rincón en el mundo.

El catering de nuestra boda no pudo ser más acertado. Nuria estuvo en todo momento, durante el año de preparativos antes de la boda y el mismo día de la boda, atenta a todos los detalles y siempre predispuesta a ayudarnos con todo lo que la distancia nos dificultaba en el camino. Incluso aquello que, sin lugar a dudas, estaba fuera de su alcance pero que voluntariamente se ofreció para que todo saliera perfecto.

La diferencia entre los grandes logros y los mediocres está en los grandes equipos, Dani y Nuria son el claro ejemplo con su proyecto en común, han conseguido formar un grupo de personas que trabajan con ilusión y pasión motivadas por alcanzar un mismo objetivo. Estoy segura de que tarde o temprano, cuando llegue la estrella Michelin a la isla, llevará sus nombres y apellidos.

El menú que escogimos para cenar fue el menú clásico de desgustación de entrantes con un plato principal a elegir entre Raya y roast-beef y un postre a elegir entre cremoso de limón y tarta de manzana.

Los menús se sirven por mesa completa y ahí empieza la armonía de la cena que se irá acentuando plato tras plato. El servicio está completamente coordinado y van llegando los platos a la mesa con tranquilidad y equilibrio. Esta tranquilidad se respira nada más entrar en el salón principal y desde que aterrizas en Menorca se impregna en ti sin apenas darte cuenta. Forma parte de la magia y el encanto de la isla, que enamora desde el primer momento sin que puedas hacer nada para evitarlo, y en el fondo… tampoco quieres hacerlo.

Lo primero que nos trajeron fueron estos tres entrantes, Corneto de queso de Mahón y Albaricoque, croqueta de sobrasada con mermelada de pimiento y Ravioli de calabaza, requesón con el pesto de sus pipas, con una presentación intachable. En estos platos encontramos un compromiso entre lo gustoso en boca pero también la sencillez de los sabores minimalistas donde es posible diferenciar claramente los sabores propios de la isla.

Aunque el siguiente plato estaba fuera del menú de degustación pudimos disfrutar del erizo con huevo a baja temperatura. Para mí, mi plato favorito del restaurante sin lugar a dudas. Es un plato perfecto por el equilibrio entre la original presentación en un erizo de porcelana blanca, el sabor característico del erizo que en yuxtaposición con el huevo a baja temperatura es para tocar el cielo, y la textura en boca de todo su conjunto que se deshace y te transporta al fondo del mar. Todos y cada uno de los ingredientes tienen sentido, tienen su razón de ser; la combinación y presentación de todos ellos demuestra la maestría del cocinero. Una persona que conocí hace pocas semanas me dijo que un cocinero es un transmisor de placer que disfruta viendo disfrutar a los comensales con sus platos, sorprendiendo y generando sensaciones y sentimientos nuevos en ellos. Dani, en este plato, has conseguido convertir el producto en una auténtica obra de arte.

El siguiente entrante fue la Caldera de morena, nos pusieron el plato en la mesa y el caldo nos lo sirvió el camarero en el momento para que el pan de tinta no se pusiera blando. Está espectacular, el caldo con un sabor intenso, las albondiguitas le dan el toque de textura al plato y el pan de tinta el color. Nuevamente el plato reúne un perfecto equilibrio entre sabor en boca, textura y estupenda presentación en el emplatado.

Pedimos los dos platos principales del menú para probar el mayor número de platos posibles y los compartimos entre mi madre y yo. La raya es un pescado que no a todo el mundo gusta, es bastante cartilaginoso y resulta demasiado fibroso para lo que se espera en un pescado. Personalmente no es mi plato favorito fundamentalmente por la textura del producto pero la salsa y la guarnición estaban buenísimas.

El roast-beef nos lo presentaron en la mesa tapado con una campana de cristal llena de humo de roble que al destapar desaparecía por la sala, lo que resultaba muy atractivo. Además nos lo presentaron acompañado con un cremoso de patata en un cazo pequeñito de bronce. La carne estaba realmente tierna con un delicioso sabor a ahumado que acompañado de las chalotas y las zanahorias glaseadas tenías un conjunto de sabores dulces y salados exquisito. A pesar de ser la Raya la protagonista en la carta creo que el Roast-beef no le tiene nada que envidiar.

Nuevamente en los postres pedimos las dos opciones para probarlo todo. La tarta de manzana a priori nos dio miedo que resultara demasiado dulce por el Cuscussó (mazapán tradicional de Menorca) y el helado de Arrope, pero la acidez de la manzana asada y la mermelada de manzana le dan el contrapunto perfecto.

El cremoso de limón hay que probarlo, es un baile de texturas, colores y sabores. Además de estar delicioso resulta ligero y muy adecuado después de un menú degustación.

Ir a Sa Pedrera d’es Pujol es algo que no debes dejar pasar si tienes la oportunidad de estar unos días en la isla, previa reserva siempre, ¡es una visita obligada! En el restaurante tienen una de las mejores vinotecas de Menorca que merece la pena visitar y probar.

Daniel y Nuria forman un tandem perfecto. Daniel dentro de la cocina reinterpreta las receta tradicionales con un toque de Vanguardia e innovación y Nuria en sala tiene todo bajo control gracias a sus grandes habilidades como relaciones públicas. Son una pareja admirable, humilde y muy cercana que se dedican en cuerpo y alma a su pasión y eso se puede saborear en cada uno de sus platos.

Gracias por aportar vuestras elaboraciones gastronómicas a nuestra boda pero sobre todo gracias por vuestro cariño, fuisteis un elemento esencial para uno de los días más bonitos que hemos vivido. Sois un referente y un ejemplo a seguir.

Gracias por todo, y os deseo lo mejor en todos vuestros proyectos, os lo merecéis.

http://www.sapedreradespujol.com/

Teléfono de reservas: 971 15 07 17

Camí des Pujol 14 – Torret, Sant Lluís, Menorca

Precio aproximado: 40-60 €/persona